PASEO POR EL DUERO

El día 18 de noviembre fuimos invitados a visitar la Hacienda Zorita. La mañana amaneció envuelta en una intensa niebla helada, cosa que no arredró a los cincuenta y seis asociados que se habían apuntado a la excursión. En la Hacienda Zorita fuimos muy bien recibidos, visitamos la capilla, románica en sus inicios, actualmente restaurada ya con trazas renacentistas, pero que exhibe unas pinturas de esa época sencillamente magistra- les. Tuvimos cata de un vino señero de la citada Hacienda, bien dirigida "virtualmente" por la enóloga de la casa, Ana. Al salir de allí nos encaminamos hacia Corporario con parada técnica en la villa de Ledesma que nos recibió, además de con café y tortillas calentitos, con un atractivo Mercadillo.

En el viaje atravesamos dehesas con encinas y matorrales cristalizados en blanco consecuencia de la nie- bla helada. Ya en las arribes desapareció el hielo, pero no la niebla. Nuestra sorpresa fue que, al llegar a las cercanías de la playa del Rostro, la niebla se volatilizó y nos dejó deleitar con la belleza de ese paraje impresionante que conforman las arribes del Duero.

Embarcamos en un magnífico barco que nos trasladó hasta la presa de Aldeadávila, con una visibilidad perfecta que nos permitió descubrir los muchos nidos y pájaros de la fauna aviforme de esta zona: Alimoches, buitres, águilas y cormoranes entre otros y una vegetación mediterránea de naranjos, olivos, madroños, además de un juego de colores que hubieran deleitado a los pintores impresionistas más clásicos.

Después de una gratificante comida en Masueco proseguimos viaje hasta Fermoselle, pero la pertinaz niebla nos impidió disfrutar de las bellezas que se intuían. No obstante, fue una excursión de las que dejan entrañables recuerdos.

Emilio Iglesias Ortega

Fotos de Viajes culturales realizados durante el 2004

Fotos de Otras actividades del 2004

Comida Medieval en el Mesón de Villasirga, en el Camino de Santiago (siglo XXI)

¿Es posible? Pues... bueno, con matizaciones. Con un poco de imaginación, los comensales nos veíamos vestidos a la usanza de la época. Un babero hacía de uniforme medieval. Recuerda más aquella época, la vestimenta de las personas encargadas de darnos la bienvenida y de servir después las viandas. Revive también el Medioevo, el sonido de una dulzaina interpretando antiguas jotas castellanas, que, aunque de periodos posteriores, nos hacen pensar en el pasado. Cierra el cuadro la coreografía del salón comedor, de estampa típica castellana, y la ausencia de cubiertos.
Esto es lo que en teoría nos habían vendido.
Una comida seria con reminiscencias antiguas. Y voy a tratar de dibujar en qué se convirtió.

Como preámbulo, El Peregrino Mayor, con el dulzainero y tamborilero, salen a nuestro encuentro simplemente para darnos la bienvenida. Nosotros correspondemos, pero ya bailando para ellos Sendas Jotas.
El Peregrino Mayor (dueño del establecimiento), nos hace pasar de uno en uno, a la vez que con su bordón da un golpe seco en el suelo por cada uno que pasa. Bueno, eso es lo que trata de hacer, solo que de cuando en cuando alguien mete la pata y le atiza un bordonazo en los dedos del pie. (¿o no, Juan?).
Y aquí se acaba ya la parte seria. Desde este momento, y una vez uniformados con nuestro babero, comenzamos con nuestro especial jolgorio medieval. Cada plato era servido con una parafernalia Curiosa. Tras la música, nuestros "servidores"
(Estos sí, bien vestidos de época) portaban unas andas en las que iban nuestras raciones de alimentos. Daban una vuelta a la sala y sin parar la música repartían las viandas. Esto se repetía cada vez que cambiaban de tipo alimento, y se sucedió al menos cuatro o cinco veces durante el banquete.

Los comensales, que no entendían nada de esto, y sí de que la música de dulzaina es sinónimo de danza... La Liaron. Al principio ligeramente cohibidos, pero a medida que iba transcurriendo la comida se fue montando una fiesta, que me imagino no se parecería en nada a las medievales. Cada sartén (recordamos que no hay cubiertos ni vajilla) que se servía lleno de adornos exquisitos, daba paso a una Nueva timba de canto y baile. Y así hasta el final del banquete, cuando fuimos obsequiados con el licor de peregrino, flameado en nuestra presencia.

La fiesta para entonces no había hecho más que empezar. Y como los dulzaineros son gente muy correosa y les encanta tocar, éste, que no era una excepción, se lió a hacer sonar su dulzaina. Pasó todo el repertorio de jotas y pasacalles, y como la Concurrencia no cedía en sus bailes, acabó tocando pasodobles y todo tipo de sones. La despedida fue similar a la llegada, a excepción del golpe de bordón que ya no se da. Una pena, si tenemos en cuenta que le hubiera quitado la cojera a Juanito, que habría puesto el otro pie como es lógico.

La verdad es que fue una comida entrañable, divertida, bien servida, con muy buenas viandas, y que si son así todos los banquetes medievales, yo solo quiero comer en el Medioevo.

Luis Sánchez Rodríguez

También teníamos colaboraciones de grandes cocineras. Animaros con alguna de las siguientes recetas, para chuparse los dedos.

AJO BLANCO CON UVAS
Ingredientes:
150 g. aprox. de almendras crudas
2 dientes de ajo
2 cucharadas soperas de vinagre
Agua y sal
2/3-vaso de los de vino- de aceite de oliva fino
Un buen trozo de miga de pan
Un puñado de uvas de color o blancas

Preparación: Se remoja en agua fría la miga de pan. Si no están peladas las almendras, se pelan fácilmente poniéndolas un rato en agua templada. En la batidora, se baten todos los ingredientes, menos las uvas, para quede todo bien fino, se le añade al tiempo de servirlo agua muy fría, tiene que tener una consistencia, como de gazpacho. Se le añaden las uvas peladas y se sirve enseguida.

Pilar Yubero

CORDERO AL ESTILO DIONI
Ingredientes:
Cordero en trozos
Una corteza de pan
Cebolla
Ajo y Guindilla (al gusto)
Almendras
Sal y pimienta
Tomillo y romero
Vino blanco y un poco de coñac

Preparación: Se fríen, la corteza de pan, el ajo, la cebolla y las almendras. luego se machacan bien. Se sala y se salpimientan los trozos de cordero y se pasan por harina para dorarlos en la sartén, a continuación, se retiran a una cazuela. Se añade el vino blanco, el coñac y un poco de agua (la que se necesite), para que se cueza bien y el machado de todo el refrito, añadiendo Tomillo y Romero. Este guiso va muy bien para el conejo.

Dioni Bermejo

ROSQUILLAS DE JUANI

Ingredientes:
3 Huevos 4 Cucharadas de anís o de aguardiente
6 Cucharadas de azúcar Harina (la que admita hasta conseguir una masa muy blanda)
6 Cucharadas de aceite crudo
1 cucharada rasa de Royal

Preparación: Se baten los huevos con el azúcar, hasta que esté muy esponjosa la mezcla. Se añade el aceite, el anís y la harina mezclada con el Royal, hasta que quede una masa muy blanda que se pegue en las manos. A continuación, se hacen bolitas (del tamaño de una nuez). Se unen de dos en dos, haciendo un agujerito en el centro. Se fríen en una sartén con abundante aceite de modo que floten. Se sacan y se escurren bien.

Juanita Berrocal Montejo

 Podéis ampliar la información de este año 2004 consultando las revistas publicadas